jueves 27 de junio de 2024 - Edición Nº2031

Macro y Micro | 3 jul 2023

Índice FADA

Los graves efectos de la sequía y el atraso cambiario en la producción

A los productores rurales, 74 pesos de cada 100 se les van en impuestos sobre la renta agrícola


La Fundación FADA efectúa recomendaciones de políticas públicas que permita expresar el potencial de la producción y exportación agropecuaria. Además, proponen “proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de los argentinos en el contexto de un país agroexportador, sustentable en lo ambiental, y con un sector agropecuario y agroindustrial que asegure el abastecimiento interno y una oferta exportable de alimentos con gran valor”.

En su medición de junio de 2023 se ve una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 74,6% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Por lo tanto, de cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, $74,60 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales. 

Además, señalan que el promedio de cultivos a nivel nacional es de 74,6%, la participación del Estado en soja es del 83,5%, maíz 69,7%, trigo 57,9% y girasol 63,7%. 

Con respecto a la construcción de este indicador, se considera que la renta es el resultado de restar al valor de la producción a precios internacionales los costos de producción, comercialización, flete, administración y seguros. La renta se distribuye entre los impuestos, el resultado de la producción y la renta de la tierra. El 74,6% de la renta agrícola se la lleva el Estado. Para el que alquila el campo, se le va el 100%. Es lo que pierden la producción y las regiones. Subió 13 puntos más, en relación al mismo mes del año pasado. 

En ese sentido, el índice de junio es 13,1 puntos porcentuales más alto que el de junio de 2022, que había marcado 61,5%, como consecuencia de la sequía y las heladas que afectaron a los cultivos, y menores precios internacionales que junio de 2022. Por otra parte, hay dos factores que limitaron el aumento del índice, que “podría haber sido mayor en el contexto climático que afectó a la producción”.

“El primero de ellos fue una baja de costos en dólares de gran parte de los fitosanitarios y los fertilizantes. El segundo factor fue el atraso de las tarifas de fletes y labores respecto a la inflación, motorizado por la baja producción que conlleva una baja demanda por estos servicios”, explica el índice.

Asimismo, en el informe sostiene que los principales motivos del alto índice son la sequía y los menores precios internacionales. “Este efecto se da en un año donde la producción en campo alquilado ha generado pérdidas en gran parte de las regiones productivas”, advierte David Miazzo, Economista Jefe de FADA.

Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 74,6%, la participación del Estado en soja es del 83,5%, maíz 69,7%, trigo 57,9% y girasol 63,7%. 

En ese sentido, el tipo de estructura tributaria argentina, frente a una problemática como la sequía, en lugar de disminuir el peso de los impuestos los incrementa y, según analiza Fiorella Savarino, investigadora de FADA “esto es consecuencia de que el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta”.

Otro punto clave es el atraso cambiario. Si comparamos con junio de 2022, el aumento nominal del tipo de cambio oficial fue del 110%, pasando de $120,16 por dólar a $252,99. En términos de tipo de cambio real, descontando los efectos de la inflación, en este periodo cayó un 1,7%. Medido a precios de junio de 2023, el tipo de cambio de junio de 2022 era el equivalente actual de $257, el de junio de 2021 era el equivalente actual de $326.

“Esto significa que el tipo de cambio se ha atrasado respecto a la inflación, incrementando los costos de producción al medirlos en dólares, un escenario malo para cualquier actividad exportadora”, observa Nicolle Pisani Claro, economista de FADA. 

La situación actual se potencia con otro factor: el efecto del cepo importador. Esto encarece el precio interno de los productos importados. El cepo tiene impacto directo sobre insumos claves para labores y fletes como neumáticos, repuestos y el precio de los camiones y maquinarias. Es de esperar que en 2023 el cepo importador se profundice, ante el menor ingreso de divisas a causa de la sequía.

Por otra parte, el segundo factor fue el atraso de las tarifas de fletes y labores en relación a la inflación, impulsada por la baja producción “debido a la sequía que tiene como consecuencia una baja demanda y, por ello, una baja en el precio de estos servicios”, explica Miazzo.

“El esquema tributario que enfrenta la producción agrícola es poco federal: de cada 100 pesos de renta que genera la agricultura, $74,60 se los llevan los impuestos. De esos impuestos tres cuartas partes son impuestos nacionales que no se reparten de manera automática a las provincias”, finaliza Miazzo. 

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