La discusión por el eventual ingreso del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, a Juntos por el Cambio blanqueó dejó ver ciertas realidades internas en el PRO.

Mauricio Macri está alineado con la candidatura presidencial de Patricia Bullrich, a pesar de que venía planteando neutralidad en términos discursivos. Su incursión en La Docta, para respaldar a Luis Juez en la pelea por la gobernación provincial pero sobre todo para resistir la jugada de Horacio Rodríguez Larreta de incorporar a Schiaretti a Juntos, lo ha dejado expuesto.

“Pone en crisis a todo el sistema de la coalición. Tiene que parar”, afirmó Macri sobre la jugada que el alcalde porteño espera aplicar en tándem con el titular del radicalismo, Gerardo Morales. ¿Velada amenaza de ruptura? La verdad es que el clima imperante era tan tenso que en algunos reductos amarillos comenzaron a no descartarlo.

Desde que inició su despegue nacional, Rodríguez Larreta impulsó una ampliación de Juntos. En 2021 Schiaretti le jugó en contra cuando el gobierno de Alberto Fernández promovió en la Cámara de Diputados una ley para sacarle recursos a la capital federal. Los diputados de su fuerza política, votaron en sintonía con el albertismo.  

En ese sentido, Larreta está haciendo política porque quiere ser presidente, a pesar de habría caído en los números respecto a su momento  en plena pandemia.

Estimaría que Schiaretti puede arrimar unos 5 puntos porcentuales de votos justicialistas no cristinistas al caudal de Juntos por el Cambio, que ha visto disminuidas sus adhesiones electorales de perfil antikirchnerista en el último tiempo, esas voluntades que se exiliaron hacia el discurso confrontativo de La Libertad Avanza. 

En ese sentido, la sociedad de Larreta con Morales se suma el apoyo al alcalde porteño de Lilita Carrió. Para estos dirigentes “extra amarillos” para ellos, el jefe de PRO, una de las tres patas de la principal alianza opositora es Rodríguez Larreta, no Macri. Ese es el gen de lo que encierra toda esta discusión.

Sin embargo, Morales no le estaría garantizando al jefe de Gobierno de la CABA el alineamiento de todo el radicalismo nacional ya que los mendocinos del llamado “Grupo Malbec”, los correntinos del gobernador Gustavo Valdéz, parte de los radicales de Santa Fe y los boinas blancas de Córdoba más alineados con Bullrich. Al punto que un dirigente de algunas de estas tribus de la UCR podría ser el compañero de la ministra en la fórmula presidencial.  

Schiaretti ¿Realmente quiere unirse a la alianza opositora? “Yo no pertenezco a Juntos por el Cambio ni voy a pertenecer”, afirmó al sitio Infobae. Su objetivo, es armar un “Frente de frentes” que logre ponerse de acuerdo en la construcción de un programa de gobierno para poder efectuarlo como coalición, en caso de llegar a la Casa Rosada, algo en lo que coincide con Larreta y Morales.

Una lectura posible es que Schiaretti en realidad está haciendo lo que ha hecho siempre el peronismo cordobés desde que gobierna, blindar la provincia, operar desde la política para obtener futuros beneficios del gobierno federal.

El politólogo Daniel Montoya, conocedor de ese estilo de conducción desde que lo llevaba adelante José Manuel de la Sota, no tiene dudas de que el objetivo del gobernador no es disputar una interna presidencial en Juntos sino que el peronismo de Córdoba conserve el manejo de la provincia.

Schiaretti sabe que sus electores provinciales se sienten seducidos por los nacionales del PRO, como Macri o Bullrich, y buscaría evitar que eso derrame hacia abajo. Por eso debe haber celebrado la discusión interna que se abrió entre sus opositores provinciales, de Luis Juez contra Larreta (peleará la gobernación contra el “pollo” schiarettista Martín Llaryola) o el veto del radical Mario Negri al eventual acuerdo que propone Larreta.

Montoya recuerda que Schiaretti hizo lo mismo en 2019, cuando coqueteó con Macri hasta que le llegaron a ofrecer la candidatura a vicepresidente de Juntos para rechazar ese convite y terminar buscando su reelección, reforzando así esa identidad mediterránea que en la política se conoce como “cordobesismo”.