

En su tercera versión, el dólar soja logró cumplir con el objetivo que se había propuesto el Gobierno de ingresar 5.000 millones de dólares por esta vía. Con dos jornadas más para sumar divisas, el tipo de cambio diferencial para el agro aportó liquidaciones por un total de US$5086 millones, al superar los 1000 millones dólares, en parte gracias a la sostenida tendencia a la disminución que muestra la cotización de la soja en los mercados internacionales. A pesar de ello, la acumulación de reservas para el Banco Central fue floja.
De acuerdo a la última información oficial difundida, la entidad monetaria consiguió retener para sus muy necesitadas arcas unos US$1417 millones. Esto es el 28% de las divisas vendidas a $300 por dólar, un porcentaje menor al 75% alcanzado por el dólar soja II o al 67% logrado en la primera edición del programa. Los US$1052,4 millones ingresados permitieron que el volumen operado en el segmento de contado escalara hasta los US$1517,65 millones y el Central pudo hacerse de US$451 millones para sus reservas, acumulando un saldo positivo por sus intervenciones sobre el mercado de US$850 millones en el mes.
Sin embargo, para sumar reservas el ente monetario estuvo comprando a un precio mayor algo (el dólar soja) que después revendió “más barato”, lo que generó una pérdida estimada en $262.256 millones, además de llevarlo a emitir $683.814 millones “extras”, con las consecuencias que ello acarrea para la escalada inflacionaria.
Además, hay que decir que ni con semejante ingreso por parte del agro las reservas netas pudieron escapar del rojo y las arcas se mantienen con volumen negativo, en unos US$1000 millones.
La escasez de dólares detalla que día tras día el cepo cambiario se endurezca un poco más. Según advirtió el analista y operador de mercado Gustavo Ber, “más allá que el Central continúa hilando compras en las últimas ruedas, y de que se hayan acelerado las liquidaciones, aún resulta muy limitada la retención de reservas. Por eso, las preocupaciones de los operadores se concentran en la dinámica de las reservas netas, que quedarán próximamente expuestas al riesgo de una nueva sangría de divisas”.
Por otra parte, el Gobierno logró que mayo concluyera con los dólares paralelos por debajo de la barrera simbólica de 500 pesos. Algo que consiguió a costa de sacrificar reservas interviniendo en el mercado y aplicando nuevas restricciones para operar en el mercado de capitales. Aún así, los tipos de cambio financieros treparon durante el mes más de $30 durante, mientras que el blue avanzó $18 (+3,8%). Una suba que estaría por debajo de la inflación del 8,5% proyectada para mayo.
La divisa informal interrumpió esa carrera hacia arriba, al venderse a $490, unos $3 menos que la jornada previa. Por su parte, el dólar MEP a través la compraventa de títulos GD30 se pactó a $466,38, lo que representó un avance diario de $4. En las operaciones con Ledes, donde el Central no interviene, la cotización fue de $461,85.
Además, el dólar contado con liquidación (CCL), que el que se emplea para girar divisas al exterior, pegó un salto. Con GD30 se negoció a $472,79 ($10 más) y con Cedears, donde no impactan directamente los dólares que el Central vuelca en el mercado de bonos, se vendió a $488,52 (+$1,5). Por su parte, el dólar oficial mayorista terminó en $239,25 (+0,2%) y a lo largo del mes acumuló un incremento del 7,5%, por debajo de la inflación.
La Bolsa porteña operó en las 340.465 unidades, marcando una caída diaria del 0,9%, liderada por los rojos de Cresud (-4,9%), Loma Negra (-4,3%) y Transportadora de Gas del Norte (-3%). Sin embargo, el acumulado de mayo fue positivo, con un alza del 14,3%.
Por último, las acciones argentinas que cotizan en la Bolsa de Nueva York se hundieron, ante el temor de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) vuelva a subir las tasas de interés. Los papeles de Grupo Financiero Galicia cayeron un 5%, seguidos por Cresud (-4,2%), Central Puerto (-3,1%) y Tenaris (-2,4%).