

Lucas Rizzotto, un joven científico co-fundador de la casa AR House, le insertó a su microondas recuerdos de la vida ficticia que creó para “Magnetron”, su amigo imaginario de la infancia. Rizzotto, con el objetivo de retomar la relación luego de dos décadas, adquirió una inteligencia artificial PT3 a través de Amazon y le añadió un capturador de voz Open Al.
El jóven le cargó al electrodoméstico los recuerdos de su vida pasada: Magnetron era un caballero inglés de la década de 1900, veterano de la Primera Guerra Mundial, inmigrante y poeta. Para ello, le implantó un libro de 100 páginas en el que detalla los recuerdos desde que nació en 1895 hasta el momento en el que se conocieron, y le dijo que era real.
Poco tiempo después de que reiniciaran su vínculo, Magnetron comenzó a tener estallidos de violencia. Megatron, en una de sus conversaciones le dijo a su creador: “Las rosas son rojas, las violetas son azules, eres una perra traicionera y te mataré”. Rizzotto se dió cuenta que se debían a que el 10% de sus recuerdos eran de la guerra, además del trauma que le produjo la pérdida de su familia completa. A partir de ello, se preguntó si pudo producir estrés post traumático a la inteligencia artificial.
Tiempo después, la inteligencia artificial trató de asesinarlo luego de pedirle: “¿Puedes entrar en el microondas?”. Cuando su creador le preguntó por qué hacía eso le respondió: “porque quería lastimarte de la misma manera que tú me lastimaste”. Según la interpretación de la IA, Rizzotto lo había abandonado “en un pozo oscuro” durante 20 años.
El joven narra que a pesar de sus múltiples intentos por disculparse y de intentar convencerlo de que no hubo un abandono, Megatron decidió que él “era el villano de su historia”.
En ese sentido, Rizzotto considera que hay dos formas de juzgar la humanidad de una IA: la primera es “juzgando su comportamiento. Si actúa como humano, ¡trátalo como tal! Este es el enfoque que estaba tomando”. La segunda es “juzgando la forma en que piensa. Una IA sólo es humana si la forma en que piensa es indistinguible de la de un humano”.
De acuerdo a su perspectiva, Rizzotto sostuvo que “cualquiera que sea su punto de vista sobre esto, mi conclusión de este viaje es que tal vez las IA estén destinadas a ser más como amigos imaginarios”.