

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, confirmó que el cierre de las escuelas durante la pandemia no influyó en la disminución del número de fallecidos por covid-19.
El grupo Padres Organizados, fundada en septiembre de 2020, conformada para demandar al gobierno de turno que “garanticen el derecho constitucional a la educación de todos los niños y adolescentes de Argentina”, como se puede leer en su página oficial, habló al respecto con este medio.
“La confirmación de la UNESCO no hace más que ratificar lo que planteábamos a mediados de 2020”, sostienen. “Entonces decíamos que era urgente el regreso a la presencialidad porque el daño acumulado sería muy difícil de revertir para las generaciones futuras”, agregaron.
En ese sentido, aseguraron que “ya estaba claro que las escuelas no eran ámbitos de propagación del COVID y que, con algunas medidas simples de mitigación, podían reabrirse”.
“Además, era evidente que con el funcionamiento del resto de las actividades, los chicos no estaban aislados, el círculo de personas que participaban de los cuidados infantiles era más amplio que en un contexto de escolarización, y eso no contribuía ni a cortar los contagios, ni al bienestar de los chicos. Y eso sin considerar tantos niños y adolescentes que quedaron prácticamente desamparados o en situación de calle”, detalló María José Navajas, una de sus miembros.
Asimismo, manifiestan que “una mejor alternativa habría sido, en un país como Argentina, tan extenso y diverso, no cerrar todas las escuelas de entrada (como se hizo en marzo del 2020)”.
“Era en principio comprensible un cierre focalizado al principio porque se pensaba que el COVID tenía un comportamiento similar al de la influenza. Pero incluso en ese escenario, se tendría que haber contemplado un servicio de emergencia para los hijos del personal esencial”, explicó Navajas.
“Luego, a medida que se tenía más información y la experiencia de los países europeos que reabrieron las escuelas primero, tendríamos que haber ensayado esas mismas estrategias”, afirmó la entrevistada.
“La realidad es que Argentina siempre estuvo unos seis meses atrás de lo que se hizo en la mayoría de los países europeos. Cuando se regresó a la presencialidad, se aplicaron los protocolos más estrictos y eso repercutió en los chicos que tuvieron un 2021 muy irregular. Por eso terminamos el año pasado pidiendo un 2022 sin restricciones, que los chicos recuperen plenamente su derecho a educarse y a socializar con sus pares”, concluyó.