

Le dio un buen consejo: que ponga orden. Una palabra clave en el diccionario kirchnerista desde siempre. Cualquiera que se asoma al cotidiano del sistema decisorio presidencial concluye que está todo un poco desordenado, empezando por el propio mandatario y siguiendo por el jefe de gabinete. Nos referimos exclusivamente a las cuestiones políticas.
Una cosa es tener problemas de gestión, otra tener problemas políticos y otra distinta no ser cuidadoso con las formas. Las dos primeras eran evidentes y sabidas. La tercera es muy complicada porque puede generar costos innecesarios en el peor momento. Por ejemplo, faltando 4 semanas para una elección. Claro, cuando la falta se cometió hace un año, el peligro es latente ya que puede explotar en cualquier segundo.
¿Son independientes unas cosas de las otras? No. Significa que existe una misma matriz mental detrás del cumpleaños de Fabiola, venimos de los barcos y la compra de las vacunas. Eso se llama improvisación o falta de profesionalismo para el cargo. El presidente, tratando de parecer un hombre común, comete el error de decir que a veces se olvida que es… el presidente. Y en eso es sincero. Nunca fue líder y ahora se nota más que nunca. Cuando existe un problema de matriz, todo se vuelve mucho más complejo de resolver, dado que no existe un sistema de salvaguardas interno que evite las crisis. Sencillamente se las subestima. ¿La culpa la tienen los asesores? El que elige consejero, elige consejo. Los entornos son a imagen y semejanza de los líderes.
Pasaron 20 meses desde que asumió (y exactamente dos años desde que supo que seríael
próximo presidente). Como ese es un trabajo full, podemos estimar razonablemente que demanda al
menos 12 horas promedio por día. En 24 meses son unas 8760 horas. Es decir que se acerca a las
10.000 horas que recomienda Malcolm Gladwell para poder ser exitoso en una profesión, más allá
del talento que se tenga. Por supuesto que dicha cifra ha sido superada ampliamente si uno calcula
todo el tiempo que le ha dedicado a la política y a la función pública. Pero como ser presidente no es
lo mismo que cualquier otro cargo –se debería decir que es incomparable con ningún otro
- entonces conviene contabilizar desde el día que ganó ampliamente las PASO en 2019.
Por estas horas todo el mundo se pregunta si esto le traerá consecuencias electorales negativas
al oficialismo. La respuesta a esa pregunta nunca es definitivamente por sí o por no, sino que
requiere analizarlo con mucho detalle:
Diría Cristina –citada una vez más- “en la vida hay que elegir”. Ese fue su slogan de 2013. Parece que las legislativas de medio término siempre son un dolor de cabeza. Mejor pensar en las presidenciales.