

Tres décadas después muchos elefantes han ido camino al cementerio (ninguna alusión al estadio de Colón de Santa Fe), y otros han dejado de ser elefantes, perdiendo lugares en la escala zoológica. De las 10 empresas con mayor valor del mundo, solo 1 es manufacturera y 7 son tecnológicas. Siete son americanas y dos son chinas. Todo esto es bastante sabido. El punto es que entre los elefantes que están bailando una vez más a un ritmo desconocido están los fondos de inversión.
Seguramente todos conocen la “anécdota” de estos días: millones de pequeños ahorristas anónimos del foro WallStreetBets de Reddit consumaron varios golpes al influir con compras sobre valores bursátiles. Ya lo hicieron con la empresa Gamestop y con el precio de la plata. Estos “guerrilleros bursátiles” se coordinan a través de las redes sociales y actúan en consecuencia. Como complemento, utilizan una plataforma que se llama Robinhood, la cual permite comprar y vender acciones desde el celular de inmediata y sin cobrar comisión. Esto está volviendo locos a los grandes jugadores del mercado que no pueden prever estos movimientos y pueden tener grandes pérdidas (hay buenas notas de @DamianKantor al respecto). A todo esto se agregó que el hombre más rico del mundo –según la cotización de estos días- Elon Musk dio un apoyo al bitcoin y su valor salió disparado. La pregunta es ahora: cuánto vale un tuit del dueño de Tesla. «Tengo que cuidarme de lo que diga acá porque algunas de estas cosas realmente pueden mover el mercado», acoto. En buena hora…
Si ya no importan los balances de las empresas ni sus perspectivas de rentabilidad futura para determinar el valor de una acción bursátil, siendo que los guerrilleros o algún líder tech pueden desestabilizar un mercado de la noche a la mañana ¿qué nos espera? En un abrir y cerrar de ojos pueden generarse o esfumarse cientos o miles de millones de dólares. Estamos en problemas, Houston.
¿Acaso es esta una columna bursátil o económica? No, sigue siendo una columna de análisis político. Entonces, ¿qué tiene que ver con la política? Varias cosas:
Como le gustó denominar irónica y jocosamente al director franco-canadiense Denys Arcand en 2003, llegan “Las invasiones bárbaras”.