sábado 12 de julio de 2025 - Edición Nº2411

Voces | 29 sep 2020

Salud

Como decíamos ayer…

Somos uno de los países más afectados al respecto con una caída del 11,5% sólo en el primer trimestre y sin visos de mejora(2;3 ); se perjudicó psíquicamente al 70% de los adolescentes, y lejos de adecuar el sistema sanitario disponible, se desaprovechó el lapso de pocos casos –marzo, abril- para hacerlo


El 15 de julio ppdo. publicamos en este mismo espacio que el Gobierno Nacional debió convocar a expertos en informática además de otras disciplinas para enfrentar con algún viso de éxito la pandemia que nos acosaba(1). Decíamos textualmente: “ En primer lugar, una epidemia merita la convocatoria de infectólogos, claro, pero además de epidemiólogos, psiquiatras, economistas, sociólogos, virólogos, bioquímicos, farmacéuticos, microbiólogos, terapistas y expertos en informática dado que sin información adecuada no se pueden planificar acciones eficaces.” (las negritas son agregadas ahora). La rotunda demostración de lo antepuesto fueron los 3.500 muertos recientemente incorporados en el primer estado argentino, completando la cifra de 12.566 al 26 de septiembre actual en esta región. 

Se lesionó severamente la economía puesto que somos uno de los países más afectados al respecto con una caída del 11,5% sólo en el primer trimestre y sin visos de mejora(2;3 ); se perjudicó psíquicamente al 70% de los adolescentes según estadísticas dadas a conocer por el equipo de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología, perteneciente al Conicet y a la Universidad Nacional de Mar del Plata y lejos de adecuar el sistema sanitario disponible, se desaprovechó el lapso de pocos casos –marzo, abril- para hacerlo. Se publicó mucho y se hizo poco en la mayoría de las provincias de nuestro país, comenzando por la ¿rica? Buenos Aires cuyas unidades de cuidados críticos de sus hospitales públicos y privados se encuentran a punto de saturación. No se realizaron testeos tempranos para aislar a poblaciones afectadas y así paliar la dispersión del virus ni se implementó un sistema de obtención de datos en tiempo real –hecho inadmisible en la era de las comunicaciones-, desperdiciándose un tiempo precioso que, bien usado, hubiese mejorado sustancialmente las trágicas estadísticas que tenemos actualmente con 712.249 infectados y 15.878 defunciones en todo el país a la fecha, que nos ubica en un desgraciado quinto lugar por millón de habitantes en muertes por esta causa en todo el mundo.

A esto se suma el cambio abrupto de sistema que propone la mayor obra social de la provincia, el IOMA, que provocó la suspensión del convenio que la vinculaba con la Agremiación Médica Platense dejando sin cobertura a buena parte de los dos millones de afiliados que integran su padrón en pleno auge de la epidemia, hecho que contribuyó a atiborrar aún más al sector sanitario estatal. 

En una muestra más del sindicalismo hipertrofiado, los docentes acordaron perder salarios

Un capítulo aparte merece la tragedia educativa, como la denominara Jaim Etcheverry, sobre todo en niveles primario y secundario. La instrucción en Argentina hoy no está determinada por los Ministerios, sino por los gremios con todos los daños que ello acarrea. En una muestra más del sindicalismo hipertrofiado, los docentes acordaron perder salarios -0% de incremento salarial en paritarias- a cambio de no trabajar durante un año, ocasionando un deterioro a niños y adolescentes que será imposible de recuperar con el actual estado de cosas. Cualquier intento de reanudar clases es rápidamente abortado agitando el pañuelo negro del contagio masivo de los trabajadores, afirmación que carece de sustento alguno.

Cabe preguntarse entonces, a la luz de los ruinosos resultados, con qué información se planificaron las acciones tomadas, en base a qué parámetros se proyectaron las gestiones restrictivas de la libertad de las personas, sobre qué datos se aventuraron los pronósticos –siempre errados hasta ahora como era de esperar- y qué argumentos usarán para explicarle a los bonaerenses las próximas medidas para enfrentar el flagelo con algún viso de convicción. La pérdida de la credibilidad que ocasionaron las idas y vueltas, los motivos fútiles argüidos para justificar fracasos, las fases y contrafases y la absurda pretensión de limitar el movimiento de 44 millones de personas durante un semestre, colaborarán aún más a obstaculizar la recuperación de la confianza de la gente.

En cargos técnicos deben designarse a personas idóneas para conducirlos con la capacidad requerida

El cuestionamiento surge espontáneo: ¿cuáles fueron las causas de estas inadvertencias, habida cuenta del profuso currículum que exhiben los titulares del Ministerio de Salud nacional y provincial, Ginés González García, Daniel Gollán y Nicolás Kreplak y el mismo titular del IOMA Homero Giles? Menos locuaz que ellos, la titular del PAMI, Luana Volnovich, presenta un silencio y quietud ominosos al respecto, teniendo en cuenta que el grupo etario de la prestataria que dirige es el más afectado por los decesos. Claro que su condición de politóloga le impide decidir con solvencia en afecciones como esta, circunstancia que también señaláramos antes de ahora: En cargos técnicos deben designarse a personas idóneas para conducirlos con la capacidad requerida.

Sin embargo, la respuesta es bastante simple y la adelantábamos en el escrito que citamos en el primer párrafo: las decisiones técnicas, en salud como en cualquier otro rubro, no deben estar influidas por las políticas partidarias; la demagogia es nefasta para cuidado de la salud de las personas y la falta de información adecuada impide la previsión y producción de acciones sanitarias efectivas, hecho que se traduce en una mayor cantidad de enfermos y muertos. En lugar de admitir errores y subsanarlos, se puso la culpa afuera –“la gente es la culpable”; “en otras provincias también se carga mal y tarde”-; se usaron eufemismos para procurar disimular las limitaciones a la libertad de las personas –“no cuarentena”-; se intentó amedrentar a la población con pronósticos catastróficos –“siembra de cadáveres”- o, peor aún,  directamente se mintió –“la CABA tiene más enfermos y muertos que la provincia de Buenos Aires”-. Nada de esto ayuda, por el contrario, profundiza la distancia entre lo que debe hacerse y lo errado, generando mayor daño a la salud de las personas y no solo por la acción del agente infeccioso.

(1)https://periodata.com.ar/nota/1480/covid-19-la-epidemia-es-algo-muy-serio-para-dejarla-solo-en-manos-de-los-infectologos/

(2)https://www.dw.com/es/econom%C3%ADa-de-argentina-cae-115-por-pandemia/a-53519265

(3)https://www.cronista.com/internacionales/Coronavirus-Argentina-es-uno-de-los-paises-con-peor-recuperacion-economica-del-mundo-20200908-0023.html
 

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