domingo 13 de julio de 2025 - Edición Nº2412

Voces | 5 sep 2020

"Cenizas", por Carlos Fara

 “… yo estoy predestinado a siempre tener que construir sobre las cenizas” confesó el presidente a partir de su carta astral. Seguro que muchos lectores de esta columna se burlarán pensando en que la astrología es una cosa de charlatanes aludiendo a los horóscopos de diarios y revistas. En realidad eso no es astrología, sino un simple entretenimiento. Pero no importa, cada un@ decide si cree o no.


Lo cierto es que todos llevamos marcas de nacimiento que nos condicionan y que deberían ser siempre computados frente al principio del libre albedrío. Al respecto, Harari cuestiona fuertemente en “Homo Deus” la existencia misma de dicho principio. Nadie puede escapar a las coordenadas de tiempo y espacio en las que nació. Y las neurociencias nos vienen a advertir recientemente que somos un cúmulo de neuronas que interactúan a gran velocidad, muchas veces instintiva, inconscientemente. Por eso hacemos y decimos muchas cosas que no sabemos que hacemos y decimos (ahí es donde se meten los algoritmos y nos arman nuestro propio “diario de Yrigoyen”).

Nadie puede escapar a las coordenadas de tiempo y espacio en las que nació. Y las neurociencias nos vienen a advertir recientemente que somos un cúmulo de neuronas que interactúan a gran velocidad, muchas veces instintiva, inconscientemente.

Más allá de eso, es cierto que a Alberto le toca de vuelta construir sobre las cenizas. La otra vez fue a sus 44 años, acompañando también a un Kirchner, a alguien con personalidad muy fuerte y convicciones rígidas, a alguien que es la referencia política y no él, y que dicha referencia marca el paso mientras él ejecuta. Es llamativo como se van dando las equivalencias.

Todos nacemos con un personaje central dentro: algunos construyen, otros reconstruyen, otros revolucionan, otros mantienen, etc. y no lo podemos desmentir aunque queramos. Por eso es tan difícil que un líder haga un cambio copernicano de su personalidad y de su metodología de decisión. Mucho menos a medida que va pasando el tiempo y como seres humanos nos volvemos más rígidos, menos flexibles.

Pero claro, no hay personalidades y metodologías de decisión buenas o malas: las hay más o menos adecuadas para un contexto determinado. Quien manejó fantásticamente una empresa de aviación no es necesariamente un buen funcionario político en una gestión presidencial. A Alberto hay que evaluarlo por si se adapta mejor o peor a una constelación de coordenadas para lograr objetivos de mínima: situación económica y social explosiva, herencia negativa, pandemia, crisis mundial inédita, gobierno de coalición complejo y figura referente fuera del ejecutivo.

Los karmas son así: llevan a una persona a enfrentarse repetidamente a ciertas situaciones, lo cual no significa que salgan de aquellas de la misma forma. Lo ideal es que hagan aprendizajes para evolucionar. Así como se dice que los pilotos de tormentas siempre se meten en tormentas (no pueden vivir sin ellas), se podría decir que a Alberto lo atraen cósmicamente las cenizas. ¿Qué conclusiones habrá sacado de la anterior experiencia con Néstor y Cristina? Considerará un fracaso su ruptura con ella en 2008 post crisis del campo? Cómo computa su rol en los proyectos de Massa y Randazzo? Vuelve el presidente para enfrentarse a sus propios demonios y exorcizarlos?

Son preguntas muy interesantes, porque al final la vida de una persona se explica por el sin fin de micro decisiones y actitudes que van tomando segundo a segundo y afectan todo su cosmos. Y de la gran mayoría de ellas no es consciente, como se dijo anteriormente.

En definitiva, por eso uno como consultor recibe todo el tiempo la consulta de si Alberto se independizará de Cristina. Primero, no creo que quiera por la responsabilidad política que eso implica. Segundo, lo más probable es que haya una cierta comunión conceptual además, y que eso no se quiebre por el rol superlativo de ella.

La pregunta fundamental es si el presidente es consciente de todos los hilos invisibles a los que está atado en esta fase clave de su vida.

Pero la pregunta fundamental es si el presidente es consciente de todos los hilos invisibles a los que está atado en esta fase clave de su vida. Por eso es interesante la confesión que hizo en público respecto a su sino personal. Ya se trate de un astrólogo, un tarotista, un psiconanalista o un coach ontológico de consulta permanente, no le vendrían nada mal.

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