El 2025 cerrará con un aumento significativo en la cantidad de incendios registrados en el delta del río Paraná. Este año, entre enero y noviembre se detectaron 2.295 focos de calor en el área comprendida dentro del Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná (Piecas DP), lo que significa un incremento del 75% respecto de los 1.310 focos registrados en el mismo periodo del 2024. 
A partir de un informe elaborado por el Museo de Ciencias Naturales “Antonio Scasso” de San Nicolás, se expusó que, en lo que va del año, los incendios afectaron unas 32.273 hectáreas, equivalentes al 1,4% del territorio total del Piecas DP. Este área monitoreada abarca ambas riberas del Paraná desde las ciudades de Santa Fe y Paraná hasta su desembocadura en el Río de la Plata. 
Sin embargo, aún con el crecimiento interanual, el informe destaca que la situación no está ni cerca de la catástrofe ambiental ocurrida entre 2020 y 2022. En ese período, la combinación entre la sequía y la histórica bajante del Paraná dejó una huella de daños sin precedentes: solo en 2020 se contabilizaron 39.663 focos, la cifra más alta de toda la serie, mientras que en 2021 el número descendió a 14.792 y en 2022, la actividad ígnea volvió a crecer hasta 25.987 focos, y en 2023 se reportaron 10.843.
El panorama fue crítico durante esos tres años ya que se quemaron al menos 8.537 kilómetros cuadrados, es decir, 853.000 hectáreas, sobre un total estimado de 2,3 millones de hectáreas del delta. Esa superficie representa 42 veces la ciudad de Buenos Aires y es considerada por especialistas como uno de los ecocidios más graves de la región.
De esta forma, a pesar de los altos números y la debida precaución que se debe prestar a la prevención de incendios, los focos registrados hasta noviembre de 2025 se mantienen dentro de parámetros considerablemente menores. De acuerdo con las mediciones actuales, los 2.295 focos de este año afectaron 32 mil hectáreas, una porción significativamente inferior a la observada en los años de mayor crisis ambiental.
El monitoreo continuará durante diciembre, mientras las autoridades esperan que las condiciones climáticas no reviertan la tendencia a la baja respecto de los picos históricos.