La elección legislativa del 26 de octubre significó la "renovación de la confianza" en el Gobierno, permitiendo al oficialismo re-legitimar su gestión y el mandato electoral original de 2023. Un informe de Pulso Research detalló que La Libertad Avanza (LLA) aún representa la “esperanza” y se impuso como el vehículo indiscutido del cambio.
El triunfo se logró a pesar de una escena preelectoral compleja y adversa para el Gobierno. El resultado se explica porque el hartazgo con la política y los partidos tradicionales “sigue vigente” y fue más fuerte que cualquier impugnación y enojo con la administración central. En este escenario, "ganó el menos odiado" , es decir, aquello que aún es nuevo, representa la transformación y conserva el favor de la indulgencia popular.
El perfil del votante libertario muestra que la media de votos para LLA fue del 25% , siendo mayor entre los varones (28,6%) y en el segmento de mayores de 50 años (30,2%). Por nivel socioeconómico, el apoyo es más alto en el NSE alto (36,1%).
La victoria de LLA significó la renovación de la confianza, invistiendo al Gobierno de crédito político y capital para actuar. El voto de confianza fue, a su vez, un voto en pos de la revelación del futuro, que tuvo mucho de optimismo y poco de certeza. La pulsión continuista fue dominada por LLA, ya que el 76% de quienes se inclinaban por la continuidad manifestaban votar al oficialismo.
En cuanto al mandato popular, el Gobierno logró imponer su agenda de reformas , existiendo un consenso generalizado en que las modificaciones son necesarias para el país. La reforma laboral (53,10% en 1ra y 2da mención) y la reforma del Código Penal (52,80%) se destacaron como las más requeridas. No obstante, el apoyo popular no es un cheque en blanco, ya que la mayoría sostiene que las reformas deben realizarse en base a consensos y acuerdos , y la mitad de quienes votaron a LLA también opinan de esa manera.