Voces | 25 sep 2025
Columna
El “salvavidas” de Donald, por Pablo Fernando Pérez
Reanimó al mercado argentino (pero que viene con lecciones a cuestas)

En cuestión de días, el paisaje financiero argentino dio un giro abrupto: el riesgo país se desplomó, los bonos recuperaron terreno, las acciones se dispararon y el dólar retrocedió con fuerza.
¿Qué detonó esta reacción casi milagrosa? Básicamente, un respaldo explícito y contundente de los Estados Unidos al gobierno de Javier Milei. El secretario del Tesoro dejó entrever que “todas las opciones” están sobre la mesa para estabilizar Argentina, incluyendo una línea de swap de miles de millones de dólares y la compra de deuda soberana argentina. A su vez, Donald Trump respaldó públicamente a Milei y aseguró que su país haría “lo que sea necesario” para apoyar a la Argentina.
Ese espaldarazo externo operó como un atajo: restauró la confianza de los inversores, alivió las tensiones cambiarias y permitió al Banco Central aprovechar la coyuntura para bajar tasas, reduciendo presión sobre los intereses. En suma, hubo un rescate financiero de facto que permitió al gobierno volver a sintonizar con los mercados globales en tiempo récord.
Pero este regalo no es fruto del virtuosismo político interno ni de la economía doméstica: es un claro recordatorio de que, en momentos críticos, la soberanía financiera queda condicionada a la capacidad de contar con aliados poderosos. Y ese condicionamiento exige humildad y adaptabilidad.
El gobierno, que hasta ahora se jactó de “libertad absoluta” y de un estilo muchas veces soberbio, debe ahora entender que ese aire puede volverse un obstáculo. La crisis que obligó a recurrir a Estados Unidos no puede interpretarse como un triunfo, sino como una alerta: las herramientas propias no fueron suficientes; las estrategias previas fueron incapaces de sostener la calma financiera; la política de shock necesita revisar sus dosis.
Milei y su equipo tienen una oportunidad para recomponer el rumbo: incorporar pragmatismo, comunicarse con los gobernadores y actores locales, moderar el tono y evitar más rupturas. Si no, los logros de esta semana pueden desvanecerse con la próxima turbulencia internacional.
Y queda flotando una pregunta inquietante para el oficialismo:
¿No será hora de sumar efectivamente a Mauricio Macri en un importante cargo antes de que “Provincias Unidas” se lo robe para sí?


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