Desde Mercedes el intendente electo, Víctor Cemborain, lanzó una polémica advertencia a los empleados públicos que, según él, cobran sin cumplir tareas. “No los puedo echar, pero los voy a cambiar de lugar. Vayan practicando con la escoba porque van a limpiar la ciudad”, expresó en declaraciones a medios locales.
El dirigente enfocó su discurso contra el legado que heredó de la gestión anterior y apuntó contra lo que considera un exceso de nombramientos políticos pasados a planta permanente. “Hay muchos que están en oficinas cobrando un sueldo, pero la ciudad necesita manos para barrer, limpiar y ordenar. El que cobra y no trabaja, tiene que irse”, insistió.
El nuevo intendente no es una nueva cara, tuvo su anterior mandato en el mismo puesto entre 2013 y 2017, después del cual fue sucedido por su esposa, Elvira Sánchez, quien renunció en 2019.
Cemborain, que volverá a conducir el municipio tras su victoria en las elecciones, identificó  la desproporción entre funcionarios y personal operativo como uno de los principales problemas de la administración municipal. “Tenemos demasiados cargos de escritorio y pocos trabajadores en la calle. Eso se va a terminar”, aseguró. 
Sin embargo, aunque aclaró que no despedirá empleados, su anuncio de reubicarlos en nuevas tareas abre interrogantes legales y sindicales, ya que los trabajadores de planta permanente gozan de estabilidad laboral y cualquier cambio de funciones podría derivar en reclamos gremiales o judiciales.
De esta forma la nueva gestión busca enviar un claro mensaje político: eficiencia y austeridad en la gestión pública. Con un estilo directo, Cemborain intenta capitalizar el malestar ciudadano frente a la figura del “ñoqui” estatal, aquel que cobra sin presentarse a trabajar. 
La propuesta de reacomodar el organigrama municipal sin despedir gente, genera expectativas entre los vecinos, pero también dudas sobre su viabilidad práctica: cómo se controlará el cumplimiento de nuevas tareas, con qué recursos y qué impacto tendrá en la motivación del personal.
Más allá de esas incógnitas, la frase del futuro jefe comunal ya marcó el tono de lo que promete ser una gestión de confrontación con los privilegios y la ineficiencia administrativa: “Quien cobre sin trabajar va a tener que agarrar la escoba”.