

El ministro de Economía, Luis Caputo, generó un nuevo movimiento en el sistema financiero al convalidar una suba en la tasa de política monetaria, lo que provocó un efecto inmediato en el segmento de depósitos a plazo fijo. Una compañía financiera no bancaria comenzó a ofrecer rendimientos de hasta el 39,5 % anual, en un intento por atraer liquidez y capitalizar el nuevo contexto.
El aumento fue leído como una señal del equipo económico para contener la dolarización y sostener el atractivo de las inversiones en pesos. Desde el Palacio de Hacienda explicaron que se busca “reabsorber excedentes monetarios” sin emitir deuda del Tesoro, utilizando herramientas del mercado financiero para reforzar la demanda de moneda local.
La medida provocó una rápida reacción en entidades del sector privado, especialmente en financieras y sociedades de bolsa, que ajustaron sus tasas para no perder competitividad frente al nuevo escenario. Aunque los bancos aún no trasladaron completamente el alza, analistas prevén que en los próximos días se eleve la tasa promedio de los plazos fijos tradicionales, hoy estancada en torno al 30 %.
Caputo ya había deslizado en varias oportunidades su intención de corregir el desarme de pases y retirar pesos del mercado por vías más voluntarias. En ese sentido, el endurecimiento de la tasa busca también frenar el rebote de los dólares financieros y evitar nuevas presiones sobre el tipo de cambio.
La jugada fue celebrada por el sector financiero, que considera que la reactivación de tasas puede devolver atractivo a los instrumentos en moneda nacional. Sin embargo, algunos economistas advierten que esta estrategia podría tener efectos contractivos sobre el consumo y la inversión si se sostiene durante un período prolongado.