

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, evaluó realizar una visita oficial a Argentina a fines de agosto, tras recibir una invitación directa del presidente Javier Milei. La iniciativa busca consolidar la nueva relación bilateral abierta durante la visita de Milei a Jerusalén en junio pasado.
La propuesta fue interpretada como un gesto de reciprocidad diplomática, luego de que Milei fuera recibido con honores en la Knesset y defendiera públicamente a Israel en medio del conflicto con Irán. La Casa Rosada ya confirmó la invitación, con la expectativa de profundizar los acuerdos firmados durante el viaje a Tel Aviv.
Sin embargo, la avanzada diplomática exhibe un obstáculo relevante: Israel y Argentina son miembros de la Corte Penal Internacional (CPI), y Netanyahu enfrenta un pedido de arresto por presuntos crímenes de guerra en Gaza. La visita requeriría una garantía formal de inmunidad por parte del gobierno argentino, un punto aún sin resolución.
La eventual llegada del dirigente israelí sería una señal fuerte del alineamiento estratégico entre Argentina, Israel y Estados Unidos. Durante su discurso en la Knesset, Milei anunció el traslado de la embajada a Jerusalén en 2026 y firmó memorándums para combatir el terrorismo y el antisemitismo, marcando un giro radical en la política exterior argentina.
De concretarse, la visita proyectaría a Buenos Aires como escenario clave de esta nueva diplomacia. Pero la discusión sobre inmunidad, junto a posibles cuestionamientos regionales por el conflicto en Medio Oriente, podrían demorar e incluso impedir la concreción del viaje.