jueves 10 de julio de 2025 - Edición Nº2409

Lo que pasa | 23 jun 2025

Inundaciones en la provincia de Buenos Aires

Si el agua se llevó todo, ¿es la escuela una prioridad?

Entrevista a Andrea Gimenez, directora de la Secundaria Número 5 en Salto, una de las ciudades más afectadas por las lluvias


La localidad de Salto fue una de las más afectadas por el temporal que cayó en la Provincia de Buenos Aires a mediados de mayo, con más de 7000 evacuados e incontables pérdidas materiales. Andrea Gimenez es directora de la Secundaria Número 5 en Salto y explica cómo es volver a la escuela luego de una catástrofe y la necesidad de “trabajar para acompañar” a las familias.
Todos estaban pendientes de Salto en la inundación, los medios no paraban de mostrar la situación y la gente se puso la causa al hombro con donaciones y colectas para los centros de evacuados. Pero, a más de un mes de la catástrofe, cuando los evacuados volvieron a casa: ¿quién se preocupa por ellos?
La ciudad de Salto se encuentra al norte de la Provincia de Buenos Aires y fue uno de los puntos más afectados por las lluvias de 48 horas que ocurrieron a principios del mes de mayo de este año. Los 400 milímetros de agua caídos provocaron inundaciones en varios barrios y, debido al temporal hubo más de 7000 evacuados y autoevacuados.
El temporal también afectó a varios lugares del AMBA y de la Provincia de Buenos Aires, cómo Zárate, Campana, Pergamino y Rojas. Debido a las lluvias se desbordaron ríos y se inundaron barrios enteros, zonas rurales y rutas nacionales, se desplegaron operativos especiales de asistencia desde las fuerzas federales y se habilitaron centros de evacuados en todas las localidades afectadas.
El gobernador de la provincia, Axel Kicillof, aseguró que “el agua que cayó fue equivalente a la que cayó en Bahía y en La Plata cuando fueron las grandes inundaciones”.
Andrea Gimenez no se inundó, en esta ocasión, la  suerte fue amiga debido a que su vivienda no se halla en las  zonas que fueron afectadas por el diluvio. A la mañana siguiente de que sus alumnos salieran corriendo de sus casas por tener “el agua en la cama”, la directora de la Secundaria Número 5 se reunió en la escuela con un grupo de profesores y se dedicó a intentar limpiar lo más bien el establecimiento, dónde habían entrado 10 centímetros de agua.
“Entonces, si una longitud de 10 cm, lo paso a una familia donde tuvo el agua dos días adentro… Volver no es solo volver y me olvido, sino que viene todo el después, el secar, el limpiar, el desinfectar y el frío que tienen las paredes al estar mojadas que no hay forma de calentarse. Entonces, hasta el día de hoy todavía tengo algunos alumnos que se ponen la casa al hombro”, la representante escolar hizo hincapié en el efecto que esto tuvo en las viviendas más afectadas.
En la Secundaria 5 Andrea dice haber tenido 50 alumnos evacuados y autoevacuados, adolescentes que de pronto tenían que enfrentarse a perderlo todo. Es por esto que ella resalta el rol de contención que tuvo que priorizar cumplir la institución en los primeros días después de la inundación. 
“El martes (la escuela) estuvo abierta, pero justamente para contener, para que los chicos que estaban en un centro de evacuados vayan a un lugar calentito, tengan el desayuno, aunque en realidad nosotros con el desayuno salimos a la calle, porque por ahí también las familias no los mandan a la escuela, pero porque están pensando en otra cosa. El agua se lleva todo. Se llevó se llevó la ropa, se llevó las zapatillas, se llevó todo.”
Durante el tiempo que las familias permanecieron en los centros, o aún más lejos de sus casas en lo de algún conocido que los hospedó, la escuela volvió a utilizar los métodos de la pandemia. Agradecidos de ahora tener los números de teléfono de las familias, por ahí se pasaban las tareas y se pedía información sobre el estado de los chicos.
Pero una vez que vuelven a sus casas, dice Andrea,  “una vez que sacaste todo, limpiaste todo, te quedó la casa vacía y vos te quedás adentro solo, ahí viene toda la otra parte de lo emocional.”
“Están esperando que baje el agua, cuando baje el agua están esperando a ver cómo les queda la casa, cuando les queda la casa van a ver qué les quedó de la casa.”
Es entonces cuando la directora se pregunta por la salud mental, y la capacidad del sistema estatal de afrontar un momento como el que están viviendo actualmente. “Se ve en el distrito que hay una demanda importante en el centro de salud mental”, explica.
Todos estos aspectos de la vuelta a casa no los contaron. La catástrofe terminó y aquellos que no lo vivieron no volvieron a preguntar por los afectados, pero entre los vecinos no se pueden ignorar. Los chicos, que no hablaban en los recreos y parecía que solo interactúan en los juegos o en las redes, de pronto “todos sabían que le había pasado, la gran mayoría sí sabía dónde estaban los compañeros, si les había llegado el agua o habían perdido todo.”
Pero además, la jefa de estudios resalta que la escuela tuvo que involucrarse: “se trabajó más a costo, con la familia, más que te miro de lejos, yo como institución, te recibo después que pasaste el agua. Se trabajó para acompañarlos en esto.”

Creemos pertinente aclarar que este medio intentó comunicarse con la intendencia de Salto, pero no obtuvo respuesta de su equipo de prensa.

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