

El Gobierno nacional aprobó la fusión de dos entidades dedicadas a la investigación geocientífica y propuso la transformación del Instituto Nacional del Agua en una dirección dentro del Ministerio de Ambiente. La medida se da en el marco de una estrategia de “achique del Estado” y busca optimizar recursos humanos, financieros y tecnológicos.
Hasta ahora, dependencias como el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) y el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) funcionaban por separado. Con la reestructuración, se consolidarán en un único organismo que unifica funciones geológicas, mineras y sísmicas. El objetivo declarado es eliminar redundancias, mejorar la eficiencia operativa y reducir costos administrativos.
Por su parte, el Instituto del Agua pasaría a ser una dirección cuyo eje será el manejo integrado de los recursos hídricos, dejando de ser un ente autárquico. Se prevé un redireccionamiento de su personal y presupuesto, con un menor grado de autonomía y un mayor control directo desde la cartera ambiental.
Desde el Ejecutivo se sostiene que esta reorganización permitirá una gestión más coherente y eficiente del territorio, especialmente en cuestiones vinculadas al cambio climático, manejo de cuencas y monitoreo de riesgos naturales. En contraste, organizaciones sociales y especialistas advirtieron que la medida podría implicar pérdida de independencia técnica, desfinanciamiento y menor capacidad de respuesta ante emergencias ambientales.
El plan técnico-legal contempla, además, la redistribución de sedes, bienes y contratos, y un protocolo para garantizar la conservación de datos científicos y la continuidad de investigaciones. El cronograma estipula que los cambios operativos comenzarán a implementarse en los próximos meses, con un enfoque progresivo para evitar disrupciones en tareas críticas.