viernes 11 de julio de 2025 - Edición Nº2410

Voces | 18 jun 2025

Columna

Sentenciada por la Justicia, absuelta por el Fanatismo

La condena a Cristina Kirchner


En un país que ha visto desmoronarse instituciones, corromperse sistemas y empobrecerse generaciones enteras bajo gobiernos donde la impunidad fue norma, cuesta entender cómo aún hay sectores —incluso ilustrados— que insisten en negar lo evidente: Cristina Fernández de Kirchner ha sido parte central de uno de los esquemas de corrupción más graves de la historia democrática argentina.
Los fallos judiciales no son simples opiniones. Son sentencias basadas en pruebas, testimonios, pericias técnicas, confesiones bajo régimen de arrepentido y estructuras documentadas de delitos. El caso "Vialidad" es solo la punta del iceberg. Detrás viene , entre otras causas , la de los cuadernos de las coimas, con empresarios y exfuncionarios que relataron con detalles cómo se movía el dinero sucio en bolsos, oficinas paralelas y estructuras de recaudación que nada tenían de improvisadas.
Y sin embargo, frente a ese panorama, hay quienes siguen hablando de “persecución política”, de que “la atacan por ser mujer” o por ser “la principal figura opositora al actual gobierno”. Argumentos de trinchera , sin sustento, que buscan esconder lo que ya es inocultable y que , al mismo ritmo de la centralidad que está teniendo la expresidente también las investigaciones y testimonios vuelven a los medios para refrescar la memoria.
Reducir una condena judicial a una cuestión de género o de estrategia política vacía de contenido el debate político serio. No es una mujer cualquiera, ni una opositora recién llegada: es una ex presidenta condenada por corrupción, acusada en múltiples causas, y responsable directa de un sistema de saqueo institucionalizado.
Es cierto que parte de la sociedad ha sido víctima de años de relato, propaganda y actualización constante . Y es comprensible que haya sectores que, por falta de formación o por haber vivido bajo un único prisma político, vean a Cristina como una especie de mártir o superhéroe. Pero lo que sorprende —y duele— es que intelectuales, periodistas, académicos e incluso profesionales del
derecho todavía la defiendan con convicción. No hablamos aquí de ignorancia, sino de ceguera ideológica, de adhesión sectaria, de un fanatismo que ha reemplazado al pensamiento crítico.
Una sociedad que naturaliza el robo, que justifica la corrupción, que relativiza la verdad en nombre del "modelo", la "oposición", o la "lealtad", es una sociedad que se resigna a vivir en el atraso y la decadencia. La democracia no se construye con impunidad, ni se fortalece ignorando las pruebas, ni se defiende a quienes utilizaron el Estado como botín personal.
La historia ofrecerá su veredicto, pero los jueces ya han hablado. La Justicia, a pesar de todas sus falencias, ha funcionado. Y no se trata de una persecución, sino de una rendición de cuentas largamente postergada ( 17 años).
La pregunta que nos queda como sociedad no es si Cristina es culpable —eso ya está probado—, sino por qué todavía hay quienes, sabiendo la verdad, eligen defender la mentira.
Será esta la frase que resume todo lo anterior ¿?
“El fanatismo no necesita pruebas, sólo necesita símbolos. Y cuando los ojos están vendados por lealtades irracionales, cualquier delito es
perdonado, cualquier incoherencia es justificada, cualquier evidencia es ignorada.”

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